SANGHA ZEN DONOSTIA

 Solo sentarse es volver a instalarse en la percepción intuitiva profunda del cuerpomente en unidad.  Entramos en la percepción donde la mente dualista y el parloteo subconsciente dejan de drenar la energía. Al parar la mente, o mejor dicho al dejar de seguir la cháchara de la mente parásita,  la energía se estabiliza en la instancia más profunda del Cuerpo. En esta forma de sentarse y sentirse nos manifestamos  desde un estar aquí y ahora, en la presencia, en el ser. La respiración y el cuerpo son fundamentales en este cambio de paradigma de ser. Volver  nuestros referentes universales. Es como sintonízar las notas internas - biorritmos-, que son afinadas por el latido cósmico. Tan solo hay que no hacer nada, solo sentarse en zazen, en la confianza fe total en zazen, en el ser. Es el comienzo de la escucha sin el yo - la mente testigo - Sintonizar el ser con el macrocosmo, volver al silencio interno donde dejamos de alimentar la mente parásita.

Cuando nos sentamos en zazen, nos sentimos como un cuerpo mente en unidad. Pero más como un cuerpo sin que la mente racional intervenga.  Sentimos ambos lados de nuestro cuerpo, unos instantes para sentir en lado izquierdo del cuerpo - rodillas, piernas y hombros - en relación con el lado derecho de nuestro cerebro. Y viceversa  después. Muchas ocasiones no sentimos una parte del cuerpo. Tiende a predominar una sobre otra, y la que si sentimos lo hacemos con la influencia de la mente dominante y egotica. El hecho de sentir la parte que no sentíamos nos devuelve una consciencia corporal dormida y permite que comencemos a sentir la parte tiranizada sin la influencia de la mente dominante y egotica.  Esto a la vez permite que ambos emisfetios del cerebro y el cuerpo se armonicen facilitando la atención consciente que se produce desde el estado de equilibrio y unidad. Es tan sutil la percepción orporal que cualquier influencia la altera, por esto la importancia de disolverse en el vacio fe