El "Nuevo Orden" Mundial del Miedo:

Cada día son más personajes del mundo de la medicina y la cultura que se suman a esta denuncia que supone el recorte de las libertades y el sometimiento a un orden de miedo que ha confinado a golpe de estado de alarma buena parte de la población mundial.
El presidente de Bielorrusia  mando a paseo a la OM, a Bill (Melinda Gates y demás pinches)  para afrontar esta PLANdemia orquestada y “legalizada” por la OMS desde una perspectiva de no confinamiento.

                El jefe de medicina forense de la universidad de Hanburgo (Klaus Pucschel) desmonta el miedo a Covid-19 a luz de las pruebas forenses, que dígase de paso que nunca se han realizado a los supuestos muertos por covid-19 en muchos países, entre ellos España, para confirmar que estos murieron de covid-19.

Son varios los países africanos que también están hartos de este sometimiento a la OMS que hace de áfrica el laboratorio de experimentos de grandes farmacéuticas, responsables de este nuevo estado de control social y sometimiento de la población a través del  efecto no-cebo del miedo  a su modelo oscuro y depravado.

Cada día son más las personas relevante del mundo de la medicina y la cultura que se suman a esta denuncia que supone el recorte de las libertades y el sometimiento a un orden de miedo macabro al que la medicina en general está sometida. Grandes farmacéuticas son los que crean enfermedades para luego dar una “solución”. Ver los libros “La Mafia Médica” de Ghislane Lanctot o el de Andreas Kalcker “La Salud Prohibida” que dan buena cuenta de estos entresijos perversos.

También en el mundo de la cultura parece que cuesta a muchos sacar la voz y eso que muchos se dedican a cantar. Menos mal que valiente como Carmen París, Miguel Bose o Enrique Bunbury dan el do de pecho y se oponen a esta nueva mafia mundial.

Los polític@s en el mismo orden de asumir y callar no dicen nada, apenas algu@a en orden individual se pronuncian, que pena de mundo político… de echarse a llorar.

Y por último recordar que quien calla otorga, que no existe una imparcialidad política ni en el arte, la literatura, la cultura, la política, la economía,  la religión, la sociedad en general. Que ese mito de la parcialidad no existe, y que lo más honrado como derecho y como deber de ciudadano es ser transparentes en cuanto al pensamiento para que cada cual sepa en qué postura estamos y a quienes estamos otorgando nuestro voto desde la voz o desde el silencio.