CRISIS Y LIBERTAD - PERDIDA Y GANANCIA
Esta crisis sin duda va hacer que
se replanteen y se cuestionen algunas cosas. Unas que tienen que ver con el terreno
individual y otro el colectivo.
En el budismo en general, es habitual
ver que se destaca en la enseñanza la importaría de practicar en grupo y con un
maestro (algo que no es desdeñable), hasta el punto en que en ocasiones algunos piensan que no merece la
pena practicar solo.
Ahora que todos/as “debemos” quedarnos en casa, es una preciosa ocasión de retiro. Una ocasión de pararse y
solamente sentarse (practica de Sikantanza). Sin duda este acontecimiento va tomar
la temperatura a un factor esencial en la enseñanza del Buda: La mayoría de
edad y la independencia de practicar la Vía más allá de lo convencional. “Sed vosotros mismos vuestra propia lámpara. Sed vosotros mismos vuestrapropia isla. Vuestro recurso. No dependáis de nadie"
A sí mismo este momento que
vivimos va cuestionar otro factor clásico y esencial en la práctica del zen: donde
poner el foco de la práctica ¿En el maestro o en la enseñanza (Dharma)? El
maestro es el transmisor de la enseñanza. Una vez que está a sido trasmitida, el
maestro forma parte de uno/a, se interioriza. No se entiende una práctica en la que
el maestro se convierte en objeto de “adoración” y sin el cual no existe la
Vía. Buda educaba en el inteligente cuestionamiento de su enseñanza o Dharma. Uno debiera cuestinarse las cosas y ver a partir de la razón y de la experiencia la validez de las cosas. Esta es la diferencia entre la fe ciega y la confianza nacida de cierta realización.
Los que enseñan a depender son como los vendedores de alcohol que comercian y se "enriquecen" con la Vía como si esta se tratase de un producto de consumo, sacando su beneficio.
Los que enseñan a depender son como los vendedores de alcohol que comercian y se "enriquecen" con la Vía como si esta se tratase de un producto de consumo, sacando su beneficio.
Si algo debiera enseñar un
maestro es a ser libre, algo digase de paso, solo uno puede conquistar. Libre de todo de lo que uno va progresivamente ganando en la medida que aprende a perder eso que es un lastre. Valga el ejemplo como una paradoja de que la perdida es la ganancia.
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