La Soledad Consentida: Eneagrama y la Visión Zen del Ser
Si Nadie Te Viera Jamás, ¿Quién Serías?
En un mundo obsesionado con la validación externa, donde la identidad parece definirse a través de la mirada del otro, surge una pregunta inquietante:
"Si nadie te viera jamás, ¿quién serías?"
Este koan nos enfrenta al núcleo de nuestra existencia: ¿somos alguien si no hay nadie para confirmarlo? ¿O existe un ser que trasciende la necesidad de ser visto?
El Miedo a la Soledad: El Estigma de Estar Con Uno Mismo
La soledad es un tabú en nuestra sociedad. Se asocia con el fracaso, el aislamiento, la carencia. Desde niños nos enseñan que estar solo es indeseable, que el reconocimiento de los demás es la prueba de nuestro valor.
Sin embargo, la incapacidad de estar solo no es un signo de plenitud, sino de dependencia. Si solo existimos cuando somos vistos, nunca somos realmente.
Aquí entra la idea de la soledad consentida, un espacio donde la ausencia del otro no es una carencia, sino una oportunidad de ser sin la presión del espejo ajeno.
Narciso, Eco y la Fuga de la Soledad
El mito de Narciso y Eco refleja dos maneras de evitar la soledad:
Narciso se mira sin cesar, pero nunca se encuentra. Vive para el reflejo, evitando el vacío de su propia existencia.
Eco repite la voz del otro, temiendo el silencio que revelaría su ausencia de sí misma.
Ambos personajes huyen de la soledad: Narciso llenándola con su imagen y Eco diluyéndose en el otro. Pero ninguno logra estar consigo mismo.
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