Ama lo que es... sin querer cambiarlo


El Zen, muy a menudo, tiene un carácter austero en el que  el amor, siendo un tema central en la practica de la Via no es un asunto muy recurrente.
Para las mentes analiticas lo que no se visualiza - o no se habla- no suele existir. Sin embargo  la iluminación del Bodhisatva es exactamente realización del amor incondicional a todos los seres.
¿Y como se realiza este despertar del amor ecuánime?
Esta es la esencia del zen; sentarse, pararse, sentirse,  verse, no juzgar, no apagarse, no rechazar, dejar ir... ir más allá de la dualidad y amar loque es.
Esta es una realización que va más allá de las palabras y que se da en la práctica de meditar y  ahondar el la intimidad silenciosa que nos reconecta con el centro motor de la inteligencia emocional; el corazón ecuánime.
Amar lo que es es el gran reto de la practica del Zen, el mayor don de un Budha atraviesa en un instante las dimensiones temporales y duales uniéndo y transformando el miedo en comprensión y amor.
Amar lo que es, sin querer cambiarlo, sin criticarlo, amarlo tal cual es. No se realiza con la cabeza, surge intimamente en el abandono de lo personal, de la dualidad; en zazen.
Cuando amamos lo que es, ya no hay enemigos.

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