Segundo día de sesshin


Continuo dejando ir la ilusión, el malestar, la opinión personal. Se  varrunta la presencia.

Somos pensados por "nuestros" pensamientos más allá de nuestra esencia. Cuando nos damos cuenta que la mente que nos piensa no es nuestra esencia, entonces es como darse cuenta que llevamos un polizón saboteador en nuestro interior.

Mara es el costructor -la mente que nos piensa-que el Budha confronta y venció. Una suerte de implante que nos esclaviza y tarde o temprano también necesita confrontar uno.

Conocerse a uno mismo nos lleva a darnos cuenta de la cantidad de contenidos con los que nos hemos identificado y los cuáles pensavamos que eramos. 

El camino zen en parte consiste en dejar ir estas identificaciones. Esto nos permite vivir ligeros. Ligereza que produce el silencio interno y a la vez una presencia que nos deja pasar de vivir en las emociones condicionadas a vivir el eterno presente.

Continuar zazen, aceptar el malestar y la ilusión nos lleva a un punto de realización donde el contenido ilusorio es observado, la energía de estas ilusiones se transforma y queda disponible.

En este sentido el mismo Buda o cierta realización puede ser una ilusión, una fuente de apego.  De aquí la importancia de volver al punto de vacío donde la nente se des-identica de cualquier ilusión, mismo si es Buda.

Un dicho zen reza así:

Si aparece el diablo 10 kiosakus -bastonazos-

Si aparece Buda, igualmente 10 kiosakus

Xabier Do Ryu








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