3° día Sesshin

 Así continuamos iluminando las sombras y aceptando la ilusión, no como un mía culpa, sino como un reconocer que transitamos constantemente por la ilusión. 

Es esta ilusión la que se va deshaciendo por la continuación de zazen y gracias a esto se rompe el velo de la ilusión, permitiendo ver que vivimos en una contante fuerza de cambios.

Constantemente vivimos el cambió solo que algo... no quiere aceptar el cambio. Es como  de ordinario nos acomodamos a la rutina fijando nuestro punto de encaje -la conciencia- en lo conocido.

El dejar ir de zazen nos sitúa más cerca del silencio interno y este permite percibir más allá de la mente condiciona, romper el velo de lo ordinario y tocar la fuerza de cambios: darse cuenta de el cambio constante que sucede justo en cada instante.

Es como tocar el misterio de la vida.







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