Hishiryo: pensar desde zazen
Nuestro zazen es el zazen de la escuela Soto Zen, pero con esa impronta de actualización qué Maestro Deshimaru nos regaló. Cierta actualización o simplificación de un zen qué en Japón se había inclinado hacia la institulización y ritualización del zen. Así, de alguna manera, en Europa nació un zen renovado que ponía el énfasis en la práctica en grupo de zazen, como el corpus central de su enseñanza,
orientado en la visión de Dogen y de su maestro Kodo Sawaki. Dejando más a un lado el zen como ritual, bien de defunciones, de bendiciones a diferentes mobiliarios públicos y privados, incluso bodas
En definitiva zazen shinkantanza, mushotoku, hishiryo.
Ahora bien, a la vez pienso qué esté espíritu austero dejó exclusivamente en zazen la propia voluntad del practicante por este mandato zen: mushotoku. Ciertamente poderosa práctica, pero a la vez creo qué nos hizo a muchos practicantes dejar nuestra propia voluntad o propósito en manos del zen. Y creo qué aquí se produjo una pequeña pero importante confusión. Mushotoku no significa qué zazen no tenga un propósito. O mejor dicho qué cuando nos acercamos a zazen, no es sin un propósito, sino qué este propósito es expuesto a la luz del zen mushotoku. De otra forma sería como practicar sin ninguna voluntad de despertar. Y es aquí donde creo qué se creó una confusión. Necesitamos poner en zazen esas metas profundas y dignas qué queremos desarrollar, y abrir este espacio de zazen, sin meta, sin ego,donde el propósito alcanza su dimensión cósmica, dónde la mente se esclarece por la luz de zazen: hishiryo, pensar sin pensar, o pensar desde zazen.
Cuando Francisco Javier llegó a Japón (1549), se cuenta una anécdota.
Visitó la sala de meditación (dojo) cuando los monjes estaban en zazen, y Francisco impresionado por la solemnidad de las posturas le preguntó al maestro.
¿En qué piensan durante zazen?
El maestro qué conocía bien a los monjes y por su postura podía intuir los pensamientos de estos, le respondió:
Mira este de aquí estás deseando qué suene la campana, no puede con el dolor de rodillas. Aquel otro, lo mismo por qué quiere ir a cenar. Y aquel de allá, está en una fantasía erótica.
Así Francisco Javier recogió en sus notas:
Aunque sus posturas transmiten una profunda solemnidad, sus pensamientos son vulgares.
Y es esto precisamente lo qué hace de zazen una perla brillante, qué integra lo vulgar en lo solemne y “sagrado”: zazen.
Yo añadiría algo más, y es qué en zazen llevamos nuestros pensamientos a un campo donde los pensamientos verdaderamente pueden madurar y transformarse en una respuesta qué nace de la luz de zazen. Y pienso qué es así como se práctica zazen mushotoku, pero con propósito. Dejando qué zazen piense: Hishiryo. Esto significa qué nuestra voluntad y propósitos encuentran a Buda, y de este encuentro nace la respuesta.
Al hilo recuerdo un poema qué una vez escuché en un kusen durante zazen, qué me impresionó profundamente y no lograba entender:
Arar las nubes, como quien
siembra en la tierra.
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