El espiritu de la fe en...


La fe


La práctica de la Vía no es difícil

Tan solo hace falta una actitud 

De no elección y de no rechazo

Entonces la Vía aparece clara

Como la entrada de una cueva 

En la ladera de la montaña
(Shin Jin Mei)


Hoy el mundo está necesitado del rencuentro con la fe
La fe en  las diferentes religiones, incluso en el budismo zen, requiere el abandono a una realidad inconmensurable, llámesele Dios, Tao, Budha o Zazen.
Solo cuando somos capaces de abandonar el yo y descubrir en la experiencia intima a lo inconmensurable, solo entonces somos atravesados por la flamante flecha de la fe, donde Dios, el Tao o Budha “dirigen” nuestras vidas. La experiencia de la vida se convierte en algo real. No porque antes no lo fuese, sino porque ahora la vida brota como una experiencia que no surge de lo conocido, de nuestro bagaje almacenado, sino que esta experiencia surge del espíritu de la fe, de lo inconmensurable como lago fascinante. El hombre se vuelve niño y recobra su mirada inocente, pero esta vez a diferencia del niño, consciente, consciente de la fe.
Para llegar a la fe antes hay unos pasos que las personas necesitamos realizar: Recobrar la alegría  y hacer las paces con la vida (dejar de darnos lastima o estar enfados con Dios), perdonar a todas las personas con las que nos hemos peleado y perdonarnos a nosotros mismos, perder importancia de uno mismo y formar parte de un todo,  abandonarse a este todo que es parte de lo inconmensurable.
Así cada vez que nos sentamos en zazen, u oramos, o practicamos la presencia o la práctica espiritual que sea que hagamos, esto se transforma en lo inconmensurable donde la experiencia espiritual se convierte en la experiencia de la fe viva.

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